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Seguramente, quienes forman parte de la llamada generación Z no han utilizado jamás una pantalla que no sea de cristal líquido o LCD (de las siglas en inglés liquid crystal display). Aun así, son muchos quienes no saben cómo surge esta tecnología relativamente reciente, y que se ha convertido en un elemento insustituible en nuestro día a día. Por eso, y para que te familiarices todavía más con ella, hoy te traemos unas breves pinceladas sobre la historia del LCD y sus predecesores. Te van a sorprender, ¡te lo aseguramos!
ADELANTOS QUE HICIERON POSIBLE LA PRIMERA PANTALLA
Antes de entrar de lleno en la historia del LCD, no está de más conocer cómo y cuándo nacen las primeras pantallas. Para ello, viajamos a la década de 1880. Por aquel entonces, tres investigadores —el francés Constantin Senlecq, el portugués Adriano de Paiva y el estadounidense George R. Carey— efectuaron de manera paralela un importante descubrimiento: que una imagen podía transmitirse si se proyectaba en una superficie fotosensible de selenio, debido a las propiedades fotoeléctricas de este material. Este principio sería la base de cualquier sistema de emisión de imágenes en movimiento.
El hallazgo sirvió de punto de partida a otros ingenieros para realizar importantes avances en el campo de la imagen. Es el caso del alemán Paul Nipkow, quien en 1884 creó el disco Nipkow, un dispositivo en movimiento que sería el precursor de la televisión mecánica. A su vez, su compatriota Heinrich Rudolf Hertz descubrió la fotoelectricidad en 1886, al percatarse de que una placa metálica sometida a una fuente de luz podía emitir electrones.
EL TUBO DE RAYOS CATÓDICOS: EL PRINCIPAL PREDECESOR DEL LCD
Pocos años después, en 1897, llegaría un adelanto que ha subsistido prácticamente hasta nuestros días, y que aún puede verse en algunas casas: el tubo de rayos catódicos (cathode ray tube o CRT). Su artífice fue otro inventor germano, Karl Ferdinand Braun, por lo que también se le denomina tubo Braun. La primera pantalla de rayos catódicos funcionaba con un diodo de cátodo frío, que era una mejora del denominado tubo de Crookes, al que se le añadió una capa de fósforo. El cátodo es la fuente que produce electrones, es decir, un electrodo de metal con carga negativa, de uno o más ánodos. El primer diodo de cátodo caliente fue desarrollado por J. B. Johnson y H. W. Weinhart, de la empresa Western Electric, y fue comercializado a partir de 1922 por esta compañía.
Antes de continuar con la historia del LCD y los precursores de cristal líquido, habría que aclarar este concepto: ¿qué es un tubo de rayos catódicos? Grosso modo, se trata de una tecnología que permite visualizar imágenes mediante un haz de rayos catódicos —es decir, corrientes de electrones en tubos vacíos—, dirigido contra una pantalla de vidrio que posee un recubrimiento de plomo y fósforo. Uno de sus principales componentes, el cañón de electrones, está formado por un cátodo, es decir, un electrodo de metal con carga negativa, de uno o más ánodos (electrodos con carga positiva). El cátodo emite electrones atraídos por el ánodo, actuando así como acelerador y como concentrador para los electrones. De este modo, se crea un flujo de electrones dirigido hacia la pantalla. Un campo magnético se encarga de desviar los electrones de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba.
No obstante, hay que tener en cuenta que los primeros televisores comerciales no aparecerían hasta finales de la década de 1940. Eso sí: el primer televisor data de 26 de enero de 1926 y fue diseñado por el inventor escocés John Logie Baird. A pesar de que, desde entonces, se han aplicado numerosas mejoras a los tubos de rayos catódicos, lo cierto es que sus principios básicos no variaron.
De todos modos, no solo hay que hablar de la televisión, sino también de los ordenadores personales, ya que los primeros monitores de las computadoras también utilizan los rayos catódicos. Y así permanecieron en la mayoría de los casos hasta la década de 2000. También hay que recordar que los primeros ordenadores digitales plenamente funcionales —el primero, el Z3, fue presentado en mayo de 1941 por el ingeniero alemán Konrad Zuse— no tenían pantallas. Habría que esperar hasta 1976, fecha en la que Steve Jobs lanzó su Apple I, el primer ordenador que podía equiparse con un teclado y un monitor.
LAS PRIMERAS PANTALLAS LCD
Volviendo a la historia del LCD, llegamos a una fecha clave: 1959, cuando Mohamed M. Atalla y Dawon Kahng, de Bell Labs, sacaron a la luz el MOSFET, un transmisor que sería presentado al año siguiente y que sería mejorado en 1962 por el estadounidense Paul K. Weimer, quien crearía el transistor de película delgada llamado TFT. Poco después, en 1968, la idea de una pantalla LCD, o de cristal líquido, basada en el mencionado TFT sería presentada por Bernard J. Lechner, de RCA Laboratories. Lechner, F. J. Marlowe, E. O. Nester y J. Tults llevarían a la práctica la propuesta de Lechner ese mismo año.
Las primeras pantallas LCD se introdujeron en el mercado en 1971, pero no sería hasta 1985 cuando la firma Matsushita Electric fabricaría una pantalla plana con un tamaño y una resolución suficientes para incorporarla a los ordenadores personales.
Pero no hay que adelantar acontecimientos. Regresando a los setenta, en 1973, Peter Brody, J. A. Asars y G. D. Dixon, empleados de los laboratorios Westinghouse Research, testaron la primera pantalla LCD con transistor de película delgada (TFT LCD) y, al año siguiente, Brody y Fang-Chen Luo desarrollaron con éxito la primera pantalla LCD de matriz activa (o AM, un tipo de direccionamiento usado en pantallas plana), recurriendo para ello a un transistor TFT.
En 1982, Japón empezó a comercializar los primeros televisores LCD de bolsillo, basados en la tecnología de matriz activa. En 1984, el laboratorio central de Thomson desarrolló el primer monitor LCD en color, y en 1988, un equipo de la empresa Sharp liderado por el ingeniero nipón T. Nagayasu presentó una pantalla LCD a todo color de 14 pulgadas (35,6 cm), lo que pondría fecha de caducidad a los monitores que funcionaban con tubos en rayos catódicos. Su venta en Europa comenzó a finales de 1995, a un precio equivalente a unos 750 €. Hoy, todas las pantallas LCD de alta calidad y alta resolución emplean pantallas de matriz activa basadas en TFT. Para más información, consulta aquí cómo funciona una pantalla LCD.